A pesar de que los estudios de biovigilancia no proporcionan información sobre la contribución de cada una de las fuentes de exposición a la exposición total, son una herramienta muy útil para la salud pública. Este tipo de estudios permiten, por ejemplo, poner de manifiesto el aumento o disminución de las concentraciones de contaminantes en humanos así como la identificación de grupos vulnerables a determinadas exposiciones. Además, pueden contribuir al diagnóstico y tratamiento de patologías, diseño de medidas para reducir la exposición a contaminantes ambientales y evaluar su efectividad o establecer prioridades en investigación. Un ejemplo de ello es la eliminación del plomo en la gasolina tras observar que la exposición a este metal afectaba al desarrollo del sistema nervioso. Como consecuencia, los niveles de plomo en la población general han disminuido rápidamente desde la introducción en el mercado de la gasolina sin plomo.
Es importante entender que la presencia de contaminantes ambientales en nuestro organismo no implica necesariamente efectos adversos en la salud.